25 febrero, 2006

Las almorroides


Hace años escuché a una persona comentar lo mal que se encontraba debido a un problema de almorroides. Nunca supe si quiso aportar un toque humorístico a su dolencia o simplemente fabricó un palabro de forma involuntaria. El hecho es que el vocablo me resultó curioso y no tardé en adoptarlo entre mi vocaulario para -yo sí lo hago voluntariamente- añadir un matiz desdramatizante al definir eso que muchos sufrimos en silencio. Ya lo dice el refrán y es que hay dos tipos de españoles: los que tienen almorroides y los que no lo dicen.
Lo que yo no imaginaba era que tan hispana y humana dolencia también pudiera afectar a las instituciones. Y lo he descubierto, a mi pesar, con una simple labor de observación, sin tacto rectal ni nada. Sí, señores, sí, puedo afirmar y afirmo que nuestro gobierno sufre unas dolorosísimas almorroides. Y no es que un servidor se haya empeñado en observarle el ojete a tan insigne institución, que no. Es que las bajadas sucesivas de pantalones, gayumbos y vergüenzas de este miserable gobierno nos permiten contemplar, incluso desde muy lejos, los males anales que le aquejan. Tamañas protuberancias deben ser muy dolorosas, que sí, mas no causan en mí la más mínima lástima. El que juega con fuego se acaba quemando ¿no nos decían eso de pequeños? Es fácil deducir que el que juega a agacharse, aflojando el cinturón una y otra vez ante diversos amiguetes, termina empalado... y eso debe ser muy malo para la correcta salud anal, digo yo.
Se mofaron de los tirantes de Fraga, aquellos que en una ocasión lució con los colores de nuestra bandera, pero que seguro le sujetan los pantalones firmemente en sus bamboleos. No estaría mal que en el PSOE se usara un complemento similar. No importaría el color (rojo como la rosa, rosa como Zerolo, verde como la Esperanza...) pero sí que fuese firme y seguro. Lo suficiente para que no se hubiesen quedado en pelotas ante las exigencias de BNG en Galicia, de los terroristas y sus cómplices en Vascongadas, de ERC y CiU en Cataluña... ¡Cuántos compañeros de cama, y de qué reputación!
Este PSOE, con tal de aferrarse al poder, ha asumido el papel complaciente. Juega al sumiso "esclavo" en sus relaciones sado con unos "amos" de cuidado. Un papel peligroso cuando se trata de "negociar" con terroristas e indigno cuando se pliegan a las exigencias de minorías en contra de la mayoría del pueblo español, socialistas y no. La última sodomía, la que ha aceptado nuestro gobierno de buen grado hace muy pocas horas, será más evidente al pasar el tiempo. Mañana, en el 50 aniversario del fallido golpe de estado del 23 de febrero de 1981, cuando muchos de nosotros quizá ya no estemos aquí, alguien leerá la declaración institucional del congreso de los diputados de ayer, del 25 aniversario, y entonces no podrá por menos que preguntarse porqué se minimizó el papel de ese señor que apareció vestido de Capitan General de todos los Ejércitos plantándole cara a los golpistas y defendiendo el tesoro de aquella incipiente democracia. Tal vez, si nuestro futuro investigador consulta las hemerotecas, descubrirá que los responsables de la ofensa fueron grupúsculos minoritarios, Eusko Alkartasuna y ERC (entre ambos obtuvieron el 2,86% de los votos nacionales en las últimas elecciones generales), pero que tenían mucho poder, todo el que el gobierno de entonces les había regalado poniendo su frágil culo en pompa.
No me extraña, por tanto, que la molesta almorroide del gobierno sea cada día más grande y visible. Y según va creciendo la sufrimos en silencio todos los españoles. Mañana, en la manifa que promueve la AVT contra la enésima bajada de bragas del gobierno, esta vez ante los terroristas, voy a emprender una cuestación popular para contribuir al alivio de tanto silencioso sufridor... que se quiera dejar aliviar, claro.
Mars Upial

2 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Una pequeña discrepancia: para mí la almorroide está dentro del partido del gobierno. Quien decide aceptar estas cosas, está encantado de hacerlo.
A las pruebas me remito: para ellos lo progresista es la exaltación de la República, lo carca es la Monarquia constitucional; lo progresista es el Estatuto catalán, lo carca, la Constitución española. Javier.

11:24  
Blogger Mars Upial said...

Hola Javier. Pues vas a tener razón, debe ser que quien acepta estas cosas suele encontrar placer en ello y, claro, eso es adictivo. Se oye decir que quien entra en el armario, aunque sea para probar, ya no lo abandona... por algo será.

Lo preocupante es que el culo en pompa de unos suponga un empalamiento para los demás. Y encima sin vaselina. Mirusté, yo prefiero elegir cómo me procuro placer y espero que los demás no me pongan su supositorio sin mi consentimiento. Por eso estoy de acuerdo con la recogida de firmas para la solicitud del referendum aunque, tal vez, yo hubiese sido más explícito en la frase-petición que encabeza cada hoja.

Respecto a las diferencias de criterio en el signigicado de "progresista" y "carca" nada que añadir, absolutamente de acuerdo.

Mars Upial

13:14  

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