Penitencia

En esta semana se nos ha marchado el demagogo, el minijtro estrella del gobierno ZP. ¿Alguien se traga que se marcha para dedicarse a su familia? Es una más de sus estudiadas poses. Zapatero nunca se ha fiado de él y, ciertamente, se ha aliviado al quitárselo de encima. Cuando hace unos meses Bono presentó su dimisión, el Zapa sólo esperó el momento oportuno para hacerla efectiva: después de aprobado el estatuto catalán.

Tras las generales, le salió bien la jugada de invitarle a "formar parte del equipo" -al enemigo hay que tenerlo controlado y qué mejor control que en tu propia casa- pero siempre resultó una china en el zapato presidencial. Yo que el Zapa, y no es que me importe una brizna lo que pueda pensar semejante mamarracho, no estaría muy tranquilo con la aparente retirada del manchego que, muy probablemente, esperará el más que augurable desastre del gobierno que ahora abandona para erigirse en nuevo baluarte socialista llegado el momento. Nunca he tenido dotes de futurólogo pero tratándose de Bono, animal político donde los haya, me extrañaría que éste hubiera sido su punto y final. Vamos, que no.

Quiero suponer que ha tragado mucha mierda. Se le ha llenado la boca de hablar de España, de su unidad y de su bandera pero ha acabado votando a favor de un estatuto que comienza a desintegrarla. La disciplina de partido es lo que tiene. Aunque él, como todo el PSOE, es un consumado especialista en estas lides: proclamar una consigna y actuar exactamente de forma opuesta. "Yo nunca castigaré a un militar por leer la Constitución. ¡Faltaría más!" afirmaba pomposamente en TVE1 pocos días antes de arrestar y posteriormente destituir al teniente general Mena por leer la Constitución en un acto público.

El hueco que ha dejado en el ministerio de defensa ha hecho que ZP mueva ficha y, una vez más, se le ha visto el plumero al Presi. Ha desplazado para allá a Alonso, uno de sus ministros "cara de perro" (los militares andan preocupados) y ha ubicado en Interior a Maquiavelo Rubalcaba. Como dice Luis del Pino en su último artículo de la serie "Los enigmas del 11-M", la versión oficial de los atentados se está desmoronando día a día y nada mejor que colocar a este "primera fila" a jugar la partida decisiva. Ya veremos por dónde nos sale el temita pues si ZP tiene bien ganada su fama de bobo solemne, este elemento ha sido y es el verdadero artífice de la trayectoria del PSOE en los últimos años y con muchos aspectos turbios en su bagaje que, incluso, le relacionan con la trama del GAL. (Dicen, también, que el 13-M, mientras cenaba en un conocido restaurante cercano a la calle Orense de Madrid con un tal José Blanco, recibió una llamada al móvil que le confirmaba la aparente trama islámica de los atentados. Pidió una botella de champán para celebrarlo y brindar con su compañero... y eso que debía de estar muy triste por los cuerpos que a esas horas se intentaba recomponer e identificar en Ifema. Me lo contó un familiar del camarero que sirvió la botella, quién sabe...).

Así las cosas, y ante el cariz que está tomando el asunto, me preparo a vivir la semana santa penitentemente pues el futuro no puede aventurarse más tormentoso y lúgubre. Los terroristas de ETA siguen armándose mientras aquí tenemos un gobierno que les lava la cara ante la opinión pública para allanar caminos. ZP se ha empeñado en presentar "la paz" -entrecomillado por incorrecto ¿o es que ha habido alguna "guerra"?- como un logro personal y lo hará a cualquier precio. Y parece que va a ser un precio muy caro.

Lo dicho, en estos días se impone la meditación bajo el capirote ante la perspectiva de cuesta arriba que se nos presenta y que vamos a tener que seguir recorriendo descalzos. Ofrezcamos este sacrificio con la esperanza de que sólo dure cuatro años, que ya llevamos más de la mitad.

Amén.