19 octubre, 2006

Libertad de pensamiento

Le ha salido bien al PSOE aquella consigna de "Todos contra el PP" que labró en la oposición y reinventó con motivo del 11-M. Todos los partidos del arco parlamentario han ido descubriendo que bajo ese paraguas que sostiene el Gobierno sin rubor, no hay chubasco que les moje. Es más, allí se encuentran la mar de calentitos pues el socialismo, lejos de buscar compañeros de viaje con los que compartir proyectos, ha ido ganando socios de conveniencia ante los que ha bajado sus pantalones a cambio de apoyo. Todos saben que es fácil obtener del frágil Gobierno de ZP cualquier cosa que se insinúe, sólo hay que armar un poquito de ruido y... ya está. Se amenaza con no apoyar unos presupuestos o con romper un tripartito y rápidamente -parece arte de magia- el amenazante ve más que colmadas sus expectativas, aún las más disparatadas, generalmente en forma de pasta gansa que viaja rauda a su destino. Da igual si ese pastizal se le quita a "unos" para darselo a los "otros"; el caso es asegurarse el apoyo. Y si los "unos", además, son comunidades gobernadas por el PP pues miel sobre hojuelas, al enemigo y a sus votantes ni agua. No hay más que repasar la vergonzosa actuación de este infame Gobierno con la Comunidad de Madrid a la que intenta ahogar a diario cerrando el grifo de las inversiones en ese territorio. Así las cosas, no es de extrañar que ZP blanda la batuta y todo su coro se preste, bien afinado, a entonar la melodía aprendida. Sincronizada jauría ladrando a la luna.
No hay rubor en el PSOE, como escribía más arriba, al ofrecer abiertamente su cobertura, protección y apoyo a partidos minoritarios. No hay rubor, incluso, cuando estos interlocutores son terroristas y quienes les amparan... pero este es otro tema y de tal calado que no quiero siquiera rozar hoy. No hay rubor alguno para gobernar con el único programa de machacar al PP y ceder en todo ante sus interesados socios con tal de que ellos hagan lo mismo: contribuir al machaque. Todos parecen olvidar que en unas elecciones marcadas por la tragedia, ése partido "solitario" obtuvo el apoyo de diez millones de ciudadanos. Y he escrito "tragedia" muy conscientemente, pues lo fue y sigue siendo, aún cuando cada día cobren más fuerza las dudas sobre las actuaciones, manipulaciones e implicaciones de muchos responsables en el proceso policial, judicial y político que supusieron el terrible atentado, su investigación y el final del proceso electoral.
Parece, pues, que aquellos que tradicional e históricamente se han adueñado de las banderas de la igualdad, la libertad y la lucha contra la opresión, son ahora los que actúan contra esos mismos principios. ¿Igualdad? De eso nada, los peperos son distintos y despreciables. ¿Libertad? Ni de coña, no se puede permitir que esa gentuza de derechas se exprese de esa manera, atenta contra la democracia, nuestra democracia. Ni siquiera tienen derecho a pensar como piensan. ¿Opresión? Sí, eso sí, pero contra el PP, por supuesto. Todos los recursos mediáticos son pocos, hay que aislar... ¡a los representantes de diez millones de españoles! No es de extrañar este comportamiento y, como ya he escrito en más de una ocasión, volvemos a comprobar la maestría de la izquierda y su perfectamente engrasada maquinaria propagandística para cacarear unos argumentos y ejecutar los opuestos. Luego aducirán, y sus medios les secundarán, y mostrarán al mundo demagógicamente la virtud de sus actos.
Los que no somos socialistas ni sus interesados cómplices estamos condenados al ateniense ostracismo. La sociedad, su sociedad, no nos quiere y nos arrincona. Unos nos acusan de estar llenos de veneno y, al mismo tiempo, se permiten dar instrucciones a los periodistas presentes. A los periodistas que no son de los suyos, claro, que aquellos otros -y son muchos- ya trabajan al dictado. (Por cierto, Moraleda nada tiene que ver con la moral sino con terrenos plantados de moreras o morales). Otros gustan de utilizar a los fedatarios públicos para sus representaciones de teatro electoral. (Excelente artículo al respecto el de José Aguilar). Hay otras que, trufadas de odio y mostrando una exquisita educación, se permiten acordarse de diez millones de madres, eso sí, en un perfecto español. Hay partidos políticos, sí, también, que envían a su afiliados a agredir y boicotear a los afiliados del PP y sus actos públicos. Un boicot que a veces se produce directamente desde las administraciones públicas y que se dirige incluso contra sus propios compañeros de partido siempre que su discurso no sea el "oficial". Es el caso de la concejala socialista en Getxo Gotzone Mora o del Defensor del Pueblo Enrique Múgica. Aunque debo reconocer que a mí me pone particularmente la propuesta sexual de ICV, ya tengo el culo en pompa esperando y untadito de vaselina.
En definitiva, una decidida apuesta por parte del Gobierno y sus secuaces en pro de la libertad de pensamiento y expresión. Qué insensatez más grande fomentar el odio de esta forma y qué distinto resultado al esperado están consiguiendo. ¡Qué solito me siento entre mis diez millones de colegas!
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