Cultura del pelotazo

Lo lógico sería que la sociedad, la vida en general, premiara a quien con esfuerzo y tesón, además de cualidades, claro, se preparó a conciencia para la carrera del día a día. Que pudiera llegar a lo más alto sólo subiendo escaleras de inmaculados peldaños, paso a paso, esfuerzo a esfuerzo. Lo cierto es que son extraños los casos en que esto ocurre.
Hoy sabemos que resulta mucho más rentable buscar a un famoso, provocarle y calentarle hasta el "fornicio" y luego vender la exclusiva, que estudiar una ingeniería. Los medios de comunicación nos bombardean con formas de vida carentes de la más elemental ética y que son el caldo con el que nuestros hijos se alimentan. ¿Cómo puedes convencer a tu hijo adolescente de que debe esforzarse, estudiar, sacrificarse...? Lo que ve a su alrededor es todo lo contrario. Nuestra sociedad favorece el mínimo esfuerzo. Y ya no se trata del pícaro al que aludía al principio, el triunfador de hoy es un trepa sin escrúpulos.
No voy a acabar, como alguno de mis dos o tres lectores esperaría, asimilando esta situación al socialismo, no. Pero tampoco voy a tratar de igual forma a unos y a otros. Si la casa de todos tiene polvo, algunas no se limpian con la pulcritud y esmero preceptivos. Y el polvo se acumula. Y el polvo cría ácaros. Y los ácaros producen alergias. Y es una guarrada. Y se acaba inventando lemas como "100 años de honradez", justo en el instante en que Roldán fundía pasta gansa en calzoncillos, Filesa, Malesa, Manganesa y Robaesa hacían su agosto para el partido, el hermanísimo del Guerra ocupaba atribuciones y un flamante despacho en la Junta de Andalucía, ministros y secretarios de estado metían la mano en la caja, creaban y financiaban un grupo terrorista, hacían caja con las comisiones del AVE, de la Expo'92, con el papel de impresión del BOE, con los fondos de la Cruz Roja... Hoy han aprendido la lección y, al menos, son más discretos. Aunque no me fío un pelo, son como son, y manejan su imagen con maestría.
Pero esta cultura del pelotazo llega a todos lados. Hace unos días, mientras engullía mis matutinos cereales -que no me gustan un pijo pero hay que bajar esta panza como sea- me enteré de que el presidente de ANESVAD, la ONG que a todos nos ha estremecido con sus anuncios televisivos de niños con úlcera de Buruli, la ONG que maneja más de 35 millones de euros anuales provenientes mayoritariamente de aportaciones particulares de sus socios, un tal José Luis Gamarra, ingresaba en prisión por apropiación indebida de fondos. Hoy me he enterado que, según la Cadena SER -habrá que esperar, por tanto, a que algún otro medio menos tendencioso confirme la noticia- otra ONG, en este caso la popular INTERVIDA, está siendo investigada por Anticorrupción por el posible desvío de más de 45 millones de euros destinados inicialmente al apadrinamiento de niños del tercer mundo.
Me molesta que jueguen con los sentimientos humanos (qué casualidad, como en el 11-14M), que me manipulen (qué casualidad, como los medios de PRISA). Muchos españoles, como es mi caso, estaremos ahora dudando si debemos mantener o no nuestras aportaciones a estas ONG's. Su labor es excelente, no me cabe duda, pero también hay oportunistas e inmorales que meten la mano en la caja (qué casualidad, como en el PSOE).
¿Cómo se lo explico a mi hijo adolescente?